Algunas personas piensan que el retraso del lenguaje u otras habilidades comunicativas (risa, mirada…), complicaciones para producir sonidos, vocabulario escaso, dificultad en la adquisición de la lectoescritura o falta de atención son problemas que un niño más adelante puede solucionar solo.
Todo lo contrario.
Su uso del lenguaje, la voz y su forma de comunicarse en los primeros 6 años de vida son clave para mejorar su capacidad de comunicación, su rendimiento académico y su relación con los demás.
Y, por eso, puede que te haga falta ayuda.
Porque no hay nadie en el mundo que quiera más a tu hijo que tú.
Eso nadie lo duda.
Cada día intentas ayudar a tu hijo para que supere sus retos, para que tenga un mejor futuro, para que sea feliz.
Pero no siempre es fácil.
El cansancio, la frustración, el no ver avances en el problema de tu hijo no todos los días se digiere igual. Y llega ese día en que te preguntas: ¿qué más puedo hacer?, ¿cómo puedo realmente ayudarle?, ¿cuánto va a durar esta situación?
• Tal vez ya tengas un diagnóstico de otro especialista o algún profesor te haya recomendado que lo lleves a un logopeda infantil.
• Quizá hayas probado dinámicas o ejercicios relacionados con el lenguaje, pero no has visto mejoría en tu hijo.
• Puede que te preocupe que no funcione el tratamiento o que se alargue mucho en el tiempo y no os podáis permitir el gasto.
• A lo mejor llevas un tiempo dándole vueltas al problema que crees que tiene tu hijo, pero no te has decidido a llevarlo a terapia. Quizá por miedo a que pueda pasarlo mal en la consulta, que no sea una buena experiencia para tu hijo y no quiera volver.
•Te preocupa que el problema que tiene ahora vaya a más y le pueda repercutir en su futuro.
Te entiendo.
Recibo cada día en consulta a padres en la misma situación, en busca de un diagnóstico y una solución.
Si estás aquí es porque quieres saber qué le pasa a tu hijo y cómo ayudarle.